Una aventura imperecedera: dos almas hacia otra dimensión
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Pablo Rosendo. "Oasis". Dibujo con carbón vegetal, piedra y tejas de techo |
Ambos muñecos están sonrientes, muestran rostros felices, al parecer disfrutan del momento, de la compañía mutua y el silencio del lugar. Pero, como en casi todas las obras de Pablo, luego de la primera impresión de paz, sobreviene algún detalle que crea una tensión en la escena, una sensación de amenaza. El disfrute de ese fuego traerá consigo, necesariamente, la disolución de ambos cuerpos debido al calor de las llamas. El momento de placer, mientras más prolongado, más se acercará al fin de los cuerpos físicos: el derretimiento de la materia.
Y es aquí donde la obra adquiere una dimensión filosófica. Quizás Pablo nos dice que la verdadera conexión de las almas no necesita de la interacción física, corpórea. Cuando dos espíritus están conectados, la materia carece de transcendencia. En el momento en que se derritan esos cuerpos, la unión de las almas quedará consumada para la eternidad.
O quizás la obra propone una invitación a disfrutar el presente, el ahora, porque el mañana puede no existir. Un recordatorio de nuestra fugaz presencia en el mundo.
En este punto nos preguntamos por qué, de tantos lugares que existen, esos muñecos de nieve escogieron a Cuba para consumar la disolución de sus cuerpos frente al fuego. El título de la obra es “Oasis”, el cual, en sentido metafórico, significa “tregua, descanso, refugio en las penalidades o contratiempos de la vida” (RAE). Entonces estos muñecos podrían simbolizar un oasis de amor y fraternidad en una isla desolada, malherida, que reclama en silencio la redención.
PD: Se ha derretido la nieve y perdura el fuego. Solo la presa y el fuego. Un fuego tan destructor como purificador.
Se cierra un ciclo. Comienza otro.
Piter Ortega Núñez
En Nueva York, 14 de enero de 2024